26 de enero de 2009

día 132 de la depresión: ¿o no es esto una depresión?

¿Por qué estamos en una "Depresión"? ¿Por qué en su día centésimo trigésimo segundo?

En el nombre de la rosa no está la rosa, ni todo el Nilo en la palabra Nilo. No sé bien cuál será la definición de "Depresión". Sé que hubo una, bien grande, en la década de 1930 -la Gran Depresión- y otra en el siglo XIX a la que los americanos le llaman "The Long Depression". Por el momento, lo que está pasando ahora en los Estados Unidos -y, a decir verdad, en todo el mundo- no se compara en profunidad con la Gran Depresión ni en duración con la Larga Depresión. Pero si hay depresiones grandes tiene que haberlas pequeñas, y si las hay largas tiene que haberlas breves.

La Wikipedia dice que una depresión es "una recesión severa o prolongada", y sólo anota como casos la Larga y la Grande. Como mínimo, esto es una Depresión más breve que la Larga y más pequeña que la Grande. Como máximo, mejor no pensarlo. En los Estados Unidos, ya es la contracción económica más prolongada desde la posguerra. Y pinta claramente para ser una de las más profundas. En cuatro de los últimos cinco meses, la producción industrial norteamericana ha caído; en el último trimestre, la velocidad de la caída ha sido equivalente a un 11,5% anual. Claro que esto puede revertirse en los próximos meses (aunque no es fácil que así sea). Pero caer por el barranco al 11% anual no es normal. Fue esa, más o menos, la velocidad de caída durante la Gran Depresión, claro que por un período de 4 años entre 1929 y 1933. Felizmente estamos lejos.

¿Por qué es el Día 132? La actividad económica empezó a contraerse en Estados Unidos ya a fines del año pasado, pero decidí elegir la fecha en que -bajo cierta definición- la recesión se convirtió en Depresión. Más allá de la declinación de la producción, una característica que comparte esta Depresión -a la que todavía le falta el nombre- con la Gran Depresión de los 30s es lo que está ocurriendo en el mercado financiero. No me refiero aquí a los pánicos bancarios sino al hecho notable de que un papel de corto plazo del gobierno norteamericano paga prácticamente cero de interés. Esto que parece un punto técnico es en verdad un rasgo preocupante.

Veamos. Una tasa de interés baja normalmente ayuda a la economía a recuperarse, porque es más barato para las empresas y los consumidores financiarse. Que la economía siga cayendo cuando el interés es nulo quiere decir que las fuerzas depresivas son muy fuertes. Es como si un avión perdiera altura a pesar de que sus turbinas están andando a toda marcha. Si estuviera perdiendo altura con los motores a media máquina sabríamos bien que hacer: acelerar un poco. Pero aquí acelerar ya no es una opción: con la tasa de interés nula (empujada en parte por las políticas monetarias de la Reserva Federal, en parte por la avidez de los inversores por aceptar cualquier interés, por mínimo que sea, a cambio de seguridad para sus ahorros) las familias y las empresas siguen recortando sus gastos. Allí hay una definición posible -más conceptual que cronológica- de lo que es una depresión: una caída de la producción que continúa a pesar de que las tasas de interés son prácticamente nulas. Pasó en los 1930s, está ocurriendo ahora.

Fue el 17 de septiembre de 2008 -hace 132 días, cuando se confirmó que la Reserva Federal prestaría 85 mil millones de dólares a la aseguradora AIG- que la tasa de corto plazo de los bonos del Tesoro de Estados Unidos se acercó por primera vez a 0%. Un poco arbitrariamente señalamos esa fecha con una cruz en nuestro almanaque y decimos que allí comenzó esta Depresión Que Busca Su Nombre.

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